Reseña de sus orígenes.
Cuando comenzaba la decadencia de la industria triguera, surgió la inquietud de buscar otros horizontes. Uno de los más destacados empresarios molineros, Guillermo Gibson Délano, de origen norteamericano, dueño del Molino Bellavista, encontró su camino al cambiar 24 telares y una máquina de hilar, en Nueva York, por un cargamento de trigo55. Este evento constituye el “mito fundacional” de la industria textil de Tomé. Délano, junto al galés Tomás Kingston Sanders habían formado la sociedad Délano y Sanders, en 1843 y construyeron el molino Caracol, en el barrio de Bellavista cerca del río Nachur. Al disolverse la sociedad, Sanders retuvo el molino y Délano construyó uno nuevo, denominado Bella Vista, a orillas del río del mismo nombre. En tiempos en que la mayoría de los empresarios trigueros abandonaba la zona, Délano, en cambio, tuvo la audacia de adquirir aquellas máquinas tejedoras, que se instalaron en el recinto del antiguo molino.
Aunque finalmente no hicieron fortuna, pues sus herederos debieron vender la fábrica en malas condiciones, estos primeros telares marcarían el rumbo del nuevo destino económico de la ciudad.